martes, 10 de febrero de 2009

Mitos y leyendas I. Las naranjas y los franciscanos

Iniciamos hoy una serie de entradas en las que queremos contar algunas leyendas que de tiempo inmemorial se escuchan por Palma: las naranjas de los franciscanos, fray Junípero Serra, los túneles de San Francisco, los de la Mesa de San Pedro, la Dama blanca, el fantasma de las Caballerizas, el origen judío de algunos linajes de Palma, etc... La fantasía popular ha hecho que a lo largo del tiempo los hechos históricos se mezclen con el misterio y la ficción, haciendo difícil discernir hasta dónde llega lo real y comienza la imaginario.
El primero de los mitos a los que hago referencia siempre me ha llamado especialmente la atención. Según se ha comentado siempre en Palma, las primeras naranjas que llegaron a California fueron llevadas por los monjes franciscanos del convento de San Francisco de nuestra localidad. En su labor evangelizadora del Nuevo Mundo llevaron varias semillas de naranjos palmeños. Esta leyenda tiene un nexo de unión, o mejor dicho, una segunda parte según la cual fray Junípero Serra pasó algunos años en nuestro convento y de aquí pasó a la evangelización de California. El paradigma de este mito lo encontramos hace algunos años cuando un conocido propietario, descendiente de antiguos latifundistas locales, presentó en el Ayuntamiento una petición por la cual pedía se le certificase que las naranjas de "su huerta" eran las que originariamente llevaron los franciscanos a California: mito y realidad entrelazados de tal forma que roza el ridículo.

Vayamos por partes, como diría Hannibal. Es cierto, y está documentado, el cultivo de la naranja en Palma desde al menos el s. XV. También es cierto que un buen contingente de monjes franciscanos salieron de Palma con la misión de evangelizar América. Sin embargo, según los datos aportados por un proyecto de investigación en el que me encuentro actualmente, el destino de estos monjes fue más bien Perú y La Florida, así que a California nada de nada. Por otra parte, la introducción de la naranja en América parece estar bastante documentada. Al parecer, según fray Bartolomé de las Casas, Colón en su segundo viaje a América llevó, entre otras cosas, semillas de naranjas y limones que debieron ser plantadas en La Española y La Isabela. De igual forma, Bernal Díaz del Castillo nos narra la llegada de las primeras naranjas al continente: "yo sembré unas pepitas de naranja junto a otra casa de ídolos, y fue de esta manera: que como habíamos muchos mosquitos en aquel río de Tonalá, fuémonos diez soldados a dormir en una casa alta de ídolos, y junto a aquella casa las sembré, que había traído de Cuba, y nacieron muy bien, porque los papas de aquellos ídolos las beneficiaban y regaban y limpiaban desque vieron que eran plantas diferentes de las suyas; de allí se hicieron de naranjas toda la provincia".

A favor de la leyenda juega el hecho de que es cierto que los franciscanos introdujeron la naranja en California a través del Camino Real de California en la segunda mitad del s. XVIII.

Pero, ¿cómo encaja fray Junípero en todo esto? La tradición relata que pasó algunos años en el convento de San Francisco y de aquí marchó hacia California. Si, si, realmente estuvo en Palma, pero en Palma de Mallorca! La falsificación de los hechos llega a su máximo exponente. Fray Junípero nunca estuvo en Palma del Río. ¿Quién podía inventarse tamaña deformación de los hechos? En mi opinión, creo que la principal promotora fue la fantasía popular, a la que se unió cierta visión de la Historia por parte de la historiografía franquista, en la cual se tendía a realzar los valores patrios y católicos, junto con las "grandes gestas" de ciudadanos locales.

2 comentarios:

Francisco Javier Domínguez Peso dijo...

Recuerdo la anécdota que cuentas de la petición de certificado al ayuntamiento del que llamaban en, con sorna, "el bastardo". Por ridícula, no tuvo respuesta satisfactoria. ¿Cómo certificar algo así?. Ni aunque fuese verdad tendría constancia el ayuntamiento. Pero el caso de ese hombre era propio de la picaresca, más que la del siglo de oro español, con la que tenía alguna relación (descendiente lejano de una familia de propietarios, pero de la "rama pobre", como los antiguos hidalgos)de la actual de algunos "conseguidores" y "comisionistas" que ensucian la administración aprovechándose de relaciones y habilidad para moverse en despachos con poder. Otra "operación" del susodicho consistía en reivindicar como propios bienes de su lejana familia, que habían enajenado a terceros, sin base documental clara. Todo era literatura y falsas referencias sacadas tras desempolvar pasado el tiempo los linajes y sus propiedades (para enredar, claro). Incluso me pidieron en el Ayuntamiento las escrituras de mi piso para seguir la pista a la propiedad (el tracto sucesivo, que se llama en derecho) de los terrenos donde se edificaron, ya que pretendía que se le reconocieran como suyos, sobre la base de acuerdos de herencias, parentescos supuestos, raros vínculos de sangre (pretendía que se le considerase algo similar a los bastardos reales, pero en su hacendada familia), etc. También fracasó al descubrirse que todo era humo. Las últimas noticias que se tuvo de él fueron sobre esa pretensión respecto a las naranjas y su posterior muerte. Descanse (y nos dejó descansando) en paz.

Rafa dijo...

Si, si, todo un personaje. Otro miembro de la familia recientemente se puso en contacto con los técnicos del Museo para comunicar que tenía "indicios" del alarife que construyó la muralla de Palma. Si es que esta familia.... se aburren, y claro...